I

Hoy sentí que moría, y casi lo logró de alguna manera, pero tu no estabas en mi mente.

Sé que soy de sentimientos fuertes, que lloro hasta cuando no hay que hacerlo, y gritó de emoción ante el mínimo destello. 


“Te quiero” dije en la soledad de mi habitación esperando que nadie contestara, y nadie lo hizo. 


Abracé mi soledad como quien abraza a un niño después de rasparse las rodillas. 

Canté mi última canción, escribí mi último poema, y me marché.


Comentarios

Entradas populares de este blog

IV

Vete

¿Por qué escribo?