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VI

Me conoces, siempre estuve anclado a mi historia. Nunca pude trasformar mis experiencias, mucho menos la tristeza, en algo más allá de estos renglones que ahora escribo.  Aceptar el cambio, trasladar el dolor del estomago a la garganta, y de la boca al papel, es lo único que conozco.  Y tú, que me robabas el aliento.  Tal vez eras eso, un déjà vu que trasciende el tiempo, una sintaxis ordenando la gramática de las palabras que nunca dijimos en ecos que permanecen callados esperando, cual tropel, cualquier ordenanza de tu voz. 

V

Ese mensaje a mitad de la noche  Tú, la cama, el vacío Mi necesidad de quererte y la imposibilidad de odiarte Esa tarde, y las mil anteriores  Lo que dije, y lo que pensé cuando lo estaba diciendo     El día que pedí tu número, y el motivo estúpido que encontré para hacerlo El soltarte, la razón, el dolor  

IV

Tal vez no encontraste palabras para expresar lo que sentías  O solo decidiste callar  Pero está bien  No te culpes  Tu no sabías que había gente ruin y depravada, capaz de devastar vidas, mancillando con veneno la pureza de una sonrisa divertida  Cómo podrían imaginarlos tus inocentes ojos negros, de encantadora mirada  Cómo podías saberlo 

III

Esa necesidad de correr  De escapar del mundo  Donde el murmullo de la gente sea solo un mal recuerdo, y sus opiniones, leyendas oscuras con las que asustar a los niños No creo en la felicidad, pero si en versiones menos estereotipadas donde es posible encontrar la belleza Pero no es aquí, no contigo  

II

Y hoy, finalmente, la tormenta no me recordó a nada Como si los vestigios de un pasado distante, en donde el sentir era algo real, se hubieran diluido en ella Como si tu mundo y el mio fueran posibles paradojas entrelazadas por la incongruencia, siendo indivisible, incluso por nosotros  Como si el solo recordar tu voz me trasladara a caminos inconexos Pasadizos aparentemente paralelos que nunca volverían a cruzarse

I

Hoy sentí que moría, y casi lo logró de alguna manera, pero tu no estabas en mi mente. Sé que soy de sentimientos fuertes, que lloro hasta cuando no hay que hacerlo, y gritó de emoción ante el mínimo destello.  “Te quiero” dije en la soledad de mi habitación esperando que nadie contestara, y nadie lo hizo.  Abracé mi soledad como quien abraza a un niño después de rasparse las rodillas.  Canté mi última canción, escribí mi último poema, y me marché.

Para Papá

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Quería dedicarte algo desde hace mucho, pero nunca encontré las palabras. Tal vez siempre serás eso, las estrofas que nunca llegaré a escribir, esto solo es un intento. A veces me pregunto qué te diría si estuvieses aquí, tal vez solo quedaría en silencio, mirándote, sabes que cuando era necesario hablar, nunca lo hacía. Mamá te extraña cada día, yo igual, aunque tal vez de otra manera, con otras fuerzas. Preguntaron por ti durante mucho, ¿sabes?, incluso los que no te conocieron, narrando historias envalentonadas de hazañas que hiciste. Hay personas que siguen sin poder mencionar tu nombre, es que a diez años de tu partida sigue doliendo. A veces, tal vez con intenciones masoquistas, huelo tu perfume, entro a tu placar y toco tus camisas. Tu recuerdo por momentos ahoga, lastima y lacera mi piel. Es que, aunque suene egoísta, no quiero que te vayas, nunca lo quise. Estarás en mí, eso no me cabe duda, todos me decían que tenía tu carácter, yo siempre creí que un poco m